Vivimos en un pequeño planeta, el único lugar del sistema solar en el parece prosperar la vida. En la Tierra la vida es posible, ya que nuestro planeta se encuentra a la distancia justa del Sol para que el agua exista de forma líquida. Si estuviera un pocos millones de kilómetros más cerca o más lejos del Sol, la Tierra se convertiría en un caldero hirviente como Venus o un yermo helado como las lunas de Júpiter. La atmósfera terrestre -la delgada capa de gas que rodea el planeta- también sustenta la vida. De todos los planetas del sistema solar, esta atmósfera es exclusiva porque contiene mucho oxígeno. La Tierra da vueltas alrededor del Sol y una vez al día gira sobre sí misma. La rotación y la atmófera terrestres impiden que las temperaturas sean tan extremas como las de la cercana Luna.
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