Diminutos cristales de un mineral verde llamado olivina se están precipitando como lluvia en una estrella emergente, según las observaciones del Telescopio Espacial Spitzer de la NASA. Es la primera vez que este tipo de cristales ha sido observados en las polvorientas nubes de gas que colapsan alrededor de estrellas en formación. Los astrónomos aún están debatiendo cómo llegaron los cristales hasta allí, pero los culpables más probables son chorros de gas expulsados por la estrella embrionaria.
"Se necesitan temperaturas tan elevadas como las de la lava para hacer estos cristales", dijo Tom Megeath, de la Universidad de Toldeo en Ohio. "Proponemos que los cristales se formaron cerca de la superficie de la estrella en formación, y luego fueron transportados a la nube que la rodea donde las temperaturas son mucho más frías, y finalmente cayeron de nuevo de forma resplandeciente.”
Los detectores infrarrojos de Spitzer descubrieron la lluvia de cristales alrededor de una estrella distante del tamaño del Sol, pero en estado embrionario, denominada HOPS-68, en la constelación de Orión. Los cristales se presentan en forma de forsterita. Pertenecen a la familia olivina de minerales de silicato y se pueden encontrar por todas partes, desde una piedra preciosa a las playas de arena verde de Hawai pasando por las galaxias remotas. La misión Stardust de la NASA y las misiones Deep Impact detectaron estos cristales durante sus estudios de los cometas.
Estos cristales de forsterita ya fueron vistos antes en los discos formadores de planetas que rodean a estrellas jóvenes. El descubrimiento ahora de estos cristales en una nube en torno a una proto-estrella es sorprendente debido a las temperaturas más frías de la nube, de menos 170 grados Celsius. Esto llevó al equipo de astrónomos a especular con que los chorros pueden ser el medio de transporte de los cristales hacia el exterior frío de la nube.
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